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Jardín Florido

Toda una aventura ser mujer ya de 14 años y que Jardín Florido te piropeara. Pasar frente a él, que se fijara en vos, caminando lentamente, una mano retocando tus cabellos, y estirando el talle, mirarlo. Entonces se empinaba en sus zapatos de charol y con un gesto galante, ya en desuso, levantaba su sombrero y te decía un piropo florido. Habías pasado la prueba: Jardín te piropeaba por primera vez.

Se llamaba Fernando Albiero Bertapelle, nacido en un pueblito de Santa Fé en 1875. En Córdoba, conoció en sus trabajos el “mundo elegante” (en hoteles, confiterías e inmobiliarias) y decidió “representarlo” para siempre. Trajeado con frac, galera y bastón, eligió como escenario las calles más concurridas de Córdoba: 9 de Julio esq. Rivera Indarte y Dean Funes esq. San Martín. A veces se salía de su papel de aristócrata, colgándose de los tranvías ya en movimiento (como lo hacían los canillitas y estudiantes) con los faldones traseros del frac al viento. Vivió modestamente en la propiedad de un amigo y comía de una vianda que le mandaba la Confitería Del Plata. Murió en 1963, tenía 88 años y dejó este piropo en el recuerdo: ¿De donde salió esa flor? ¿De qué planta habrá nacido? ¿Cómo hasta ahora pudo ser que se le escapara a mi jardín florido?

Artista plástica: María Laura Castro Vázquez
Narradora: Laura Vázquez Cabanillas

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