Cuando se iba para el centro después del mediodía (en la época que éste abarcaba sólo unas cuadras alrededor de la Plaza San Martín), frente a la panadería Marmandeza antes de llegar a La Cañada, se podía ver a “Las Moyanitas”.
Eran dos hermanas, vestidas de negro, mantilla blanca una, con dos moños blancos en la cabeza la otra, guantes blancos, caras totalmente empolvadas con tiza o arroz. Saludaban sonrientes y tiesas, sólo moviendo sus deditos, paradas en el umbral de “la casa de alto” más angosta y descascarada de la ciudad (lo que les quedaba de su antigua herencia).La gente les contestaba el saludo con piedad y ternura pero sin detenerse como huyendo de una pesadilla graciosa. La historia de esas dos mujeres, era de soledad, necesidad y locura, pero los mayores tranquilizaban: -“Ellas estan bien… : tienen empleada y sobrinas que las cuidan, lo principal es que son felices en su propia casa”… Por las noches, los niños, en sus tibias camas, pensaban en “Las Moyanitas”: -“¿Dormirían con los guantes puestos?…”
Artista plástica: María Laura Castro Vázquez
Narradora: Laura Vázquez Cabanillas