Se llamó así al vendedor callejero de periódicos. Los primeros fueron niños, después se extendió el término a todo vendedor de periódicos. El término canillita fue un toque de imaginación del dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez que escribió un libro con ese título, nominando así a un chico con piernas flacas a la vista, que vendía diarios.
El trabajo del canillita fue revolucionario para el periodismo pues, antes los diarios llegaban por suscripciones o ventas directas en la Imprenta.
Conocí a varios canillitas, especialmente tres en la ciudad y uno en el Km14. Todos eran adultos, los de la ciudad con kiosco, y el otro repartía en motocicleta (otrora bicicleta) en la época veraniega. Este de las vacaciones se llamaba Pedro García, de Arguello. Nos dejaba los periódicos y revistas. Se puso de novio con nuestra empleada Célida, quien se fué de casa, para casarse con él.
El trabajo del canillita fue revolucionario para el periodismo pues, antes los diarios llegaban por suscripciones o ventas directas en la Imprenta.
Conocí a varios canillitas, especialmente tres en la ciudad y uno en el Km14. Todos eran adultos, los de la ciudad con kiosco, y el otro repartía en motocicleta (otrora bicicleta) en la época veraniega. Este de las vacaciones se llamaba Pedro García, de Arguello. Nos dejaba los periódicos y revistas. Se puso de novio con nuestra empleada Célida, quien se fué de casa, para casarse con él.
Artista plástica: María Laura Castro Vázquez
Narradora: Laura Vázquez Cabanillas